El porqué de las biografías (II)
Si no hubiese conocido a tal persona, si no hubiese tomado aquella decisión, si no hubiese nacido de aquellos padres, en aquel país, en esos años... el curso de mi vida, yo mismo, hubiese sido diferente.
Ese juego biográfico de los si retrospectivos, como escribió Benedetto Croce, resulta tan ilusorio como necesario para concebir nuestras vidas como el recorrido de una identidad constante, idéntica a sí misma, enfrentada a encrucijadas y a decisiones que no se han ido llevando hasta estos años, todavía en este país, habiendo conocido a aquella persona, cometido aquel error.
Ahora sabemos, quizás lo hemos sabido siempre, que no somos otra cosa que aquel que cometió aquel error, conoció a aquella persona, nació y vivió en este país y de estos padres y que, justamente, todo ello se une para producir al incierto individuo capaz de concebir y pronunciar esos si retrospectivos que conforman, con su queja, lo que hemos llegado a ser. Estos seres tan lejanos de sí mismos, tan ardientemente anhelantes, hoy más que nunca, de la unidad y del orden que el género biográfico ofrece como redención y como consuelo.
A ese anhelo básico de identidad obedecen todas y cada una de las variantes posibles de la escritura biográfica.
Ese juego biográfico de los si retrospectivos, como escribió Benedetto Croce, resulta tan ilusorio como necesario para concebir nuestras vidas como el recorrido de una identidad constante, idéntica a sí misma, enfrentada a encrucijadas y a decisiones que no se han ido llevando hasta estos años, todavía en este país, habiendo conocido a aquella persona, cometido aquel error.
Ahora sabemos, quizás lo hemos sabido siempre, que no somos otra cosa que aquel que cometió aquel error, conoció a aquella persona, nació y vivió en este país y de estos padres y que, justamente, todo ello se une para producir al incierto individuo capaz de concebir y pronunciar esos si retrospectivos que conforman, con su queja, lo que hemos llegado a ser. Estos seres tan lejanos de sí mismos, tan ardientemente anhelantes, hoy más que nunca, de la unidad y del orden que el género biográfico ofrece como redención y como consuelo.
A ese anhelo básico de identidad obedecen todas y cada una de las variantes posibles de la escritura biográfica.
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