Citas para la reflexión

17 mayo, 2006

El método de Sócrates

El método que Sócrates siguió excluye la consulta libresca.
Él se había propuesto dos problemas fundamentales que ninguna biblioteca ayuda a resolver: ¿Qué es el bien? ¿Y cuál es el régimen político más adecuado para alcanzarlo?

La fascinación de su enseñanza consistía en esto: que, en vez de subir a la cátedra para comunicar a los demás sus ideas, declaraba no tenerlas y rogaba a todos que le ayudasen a buscarlas.

“Yo –decía– me considero el más sabio de los hombres porque sé que no sé nada”.

Y de esta premisa, que era a la par modesta e inmodesta, partía todos los días a la conquista de alguna verdad, haciendo preguntas en vez de dar respuestas.

Sócrates, para inventar la Filosofía, de la cual ha sido el verdadero padre, tuvo necesidad de afirmar el derecho a la duda, o sea, de sacudir toda clase de fe. No creemos en absoluto que hubiese tenido como finalidad únicamente o, sobre todo, la democracia. Creemos que también sometió a la democracia a la crítica que le era habitual.

De su “tienda” salió de todo: un idealista como Platón, un lógico como Aristóteles, un escéptico como Euclides, un epicúreo como Arístipo, un aventurero de la política como Alcibíades y hasta un general y profesor de historia como Jenofonte.

Es natural que en un laboratorio tan vasto se hubieran producido venenos contra el régimen democrático que hizo posible su creación y su funcionamiento.

Sócrates, reconociendo en trance de morir que la democracia tenía razón al darle muerte, pronunció un acto de fe democrático.

Indro Montanelli. “Historia de los griegos”. 1959.