Ya no leo el periódico
Desde que te fuiste, ya no leo el periódico, no estás tú para comprarlo y no hay nadie que me lo traiga.
Al principio me incomodaba un poco esta carencia, pero después, lentamente, la incomodidad se ha convertido en alivio.
Recordé entonces al padre Isaac Singer: “Entre todas las costumbres del hombre moderno –decía–, la lectura de la prensa diaria es una de las peores. Por la mañana, en el momento en que el alma está más abierta, la prensa vuelca sobre la persona todo lo malo que el mundo ha producido el día anterior”.
En sus tiempos, para salvarse era suficiente con no leer los diarios; hoy por hoy ya no es posible; están la radio, la televisión, basta conectarlas un instante para que el mal nos alcance, se meta dentro de nosotros.
Susana Tamaro. “Donde el corazón te lleve”. 1994.
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