Choque de civilizaciones
Aquel Tánger de los años veinte, donde transcurrió mi infancia, era una ciudad internacional, en la que convivían en igualdad todos los países.
Los chicos llegábamos al colegio con diversas lenguas maternas, comprábamos golosinas con monedas diferentes, celebrábamos varias fiestas nacionales e incluso nuestro descanso semanal se repartía entre los días sagrados de tres religiones. El viernes la celebraban los musulmanes, el sábado era el día de los judíos y el domingo el de los cristianos.
Yo iba a un colegio de frailes franciscanos que tenía un recinto exterior. Ahí los frailes organizaban procesiones en las fechas señaladas, como por ejemplo en el Corpus y mientras nosotros cantábamos, los moritos nos miraban divertidos oyendo nuestras mojigangas, de la misma manera que nosotros nos divertíamos con las suyas en sus celebraciones, tan distintas a las nuestras. Y en las disputas infantiles durante el recreo podíamos gritarle a un compañero “perro judío” sin que pasara nada. Él nos devolvía el insulto con la misma naturalidad, y asunto resuelto.
Yo recuerdo aquellos años con verdadera emoción. Y me extiendo en ello no sólo por nostalgia, sino para hacer ver el contraste entre aquella vida y el llamado “choque de civilizaciones”, esa doctrina reciente tan de moda en Estados Unidos.
Están inculcando el miedo presentando el futuro inmediato en términos de choque de civilizaciones entre el Islam y el Cristianismo.Bueno, a mí eso me parece monstruoso.
Para empezar, es falso. Si se ha podido convivir durante mucho tiempo, como acabo de contarles que se convivía en Tánger, ¿por qué un choque? ¿Porque usted necesita un enemigo? ¿Se está inventando al enemigo para poder ir contra el enemigo?
Si me apuran, Estados Unidos tiene un rival mucho más importante que el Islam: China. China está progresando económicamente a una gran velocidad. Alguno de ustedes recordará que hace años, hace algunas décadas estuvo de moda hablar del peligro amarillo. Recordarán incluso las películas de Fu-Manchú con las que se intentaba alimentar el miedo a lo oriental.
Hoy ya no interesa hablar del peligro amarillo, ahora interesa el Islam por otras razones. Para ello inventan el choque de civilizaciones.
Por eso aprovecho para recordar, siempre que viene al caso, que yo he vivido en pleno encuentro de civilizaciones y, de verdad, no había ningún problema. Naturalmente, había ladrones, delincuentes y policía, pero el índice de delincuencia no era más elevado que en cualquier otro lugar, por el hecho de que unos fueran musulmanes; otros, judíos y otros, cristianos.
José Luis Sampedro. “Escribir es vivir”. 2005.
Los chicos llegábamos al colegio con diversas lenguas maternas, comprábamos golosinas con monedas diferentes, celebrábamos varias fiestas nacionales e incluso nuestro descanso semanal se repartía entre los días sagrados de tres religiones. El viernes la celebraban los musulmanes, el sábado era el día de los judíos y el domingo el de los cristianos.
Yo iba a un colegio de frailes franciscanos que tenía un recinto exterior. Ahí los frailes organizaban procesiones en las fechas señaladas, como por ejemplo en el Corpus y mientras nosotros cantábamos, los moritos nos miraban divertidos oyendo nuestras mojigangas, de la misma manera que nosotros nos divertíamos con las suyas en sus celebraciones, tan distintas a las nuestras. Y en las disputas infantiles durante el recreo podíamos gritarle a un compañero “perro judío” sin que pasara nada. Él nos devolvía el insulto con la misma naturalidad, y asunto resuelto.
Yo recuerdo aquellos años con verdadera emoción. Y me extiendo en ello no sólo por nostalgia, sino para hacer ver el contraste entre aquella vida y el llamado “choque de civilizaciones”, esa doctrina reciente tan de moda en Estados Unidos.
Están inculcando el miedo presentando el futuro inmediato en términos de choque de civilizaciones entre el Islam y el Cristianismo.Bueno, a mí eso me parece monstruoso.
Para empezar, es falso. Si se ha podido convivir durante mucho tiempo, como acabo de contarles que se convivía en Tánger, ¿por qué un choque? ¿Porque usted necesita un enemigo? ¿Se está inventando al enemigo para poder ir contra el enemigo?
Si me apuran, Estados Unidos tiene un rival mucho más importante que el Islam: China. China está progresando económicamente a una gran velocidad. Alguno de ustedes recordará que hace años, hace algunas décadas estuvo de moda hablar del peligro amarillo. Recordarán incluso las películas de Fu-Manchú con las que se intentaba alimentar el miedo a lo oriental.
Hoy ya no interesa hablar del peligro amarillo, ahora interesa el Islam por otras razones. Para ello inventan el choque de civilizaciones.
Por eso aprovecho para recordar, siempre que viene al caso, que yo he vivido en pleno encuentro de civilizaciones y, de verdad, no había ningún problema. Naturalmente, había ladrones, delincuentes y policía, pero el índice de delincuencia no era más elevado que en cualquier otro lugar, por el hecho de que unos fueran musulmanes; otros, judíos y otros, cristianos.
José Luis Sampedro. “Escribir es vivir”. 2005.
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